Como prometen las palabras enlazadas en el título, memoria y autobiografía, Leonor Arfuch vuelve sobre la idea de una “inmersión creciente en la (propia) subjetividad”(13), tópico que gravita desde hace ya varias décadas en el campo de la discusión teórica, estética y ético-política contemporánea, con el fin de retomarlo desde una perspectiva que, explorando la potencialidad significante de los límites, desplaza la mirada hacia cuestiones tal vez poco problematizadas en indagaciones anteriores. En este sentido, podría decirse que el mayor desafío del libro es la construcción de una perspectiva de lectura atenta a producir nuevas articulaciones entre lo biográfico y lo memorial: entre testimonio y ficción; entre lo íntimo y lo colectivo; entre lo cognitivo y lo poético; en suma, entre todos aquellos planos en los que, sin confundirse se cruzan, en su singularidad, la imagen, la mirada, el relato y la voz.