A partir de una breve reflexión en torno a la parodia como recurso compositivo y a partir de la noción de imagen dialéctica en Walter Benjamin, buscamos en este ensayo analizar La vida es sueño, de Calderón de la Barca, y Calderón, de Pasolini. El eje de análisis es la noción de despertar que ofrece la dramaturgia de ambos autores. En La vida es sueño, Segismundo despierta en el palacio por un simulacro lisérgico ordenado por su padre Basilio que lo había encadenado desde niño en una torre por miedo a la previsión del oráculo. En este primer despertar, el protagonista actúa de modo tiránico. Recluido nuevamente a su torre, Segismundo vuelve a despertar y entiende que hasta en sueño debe actuar como si fuera verdad. En el tercer despertar Segismundo es rescatado de la torre por soldados rebeldes por ser el legítimo heredero del trono y tiene una conducta virtuosa. En Calderón, de Pasolini, la protagonista Rosaura despierta en tres contextos: como joven aristócrata, como pobre prostituta y como acomodada burguesa. Sin embargo, en este último contexto Rosaura despierta dos veces contrariando la lógica de los dos primeros lo que nos conduce a la alegoría central: la Guerra Civil española.