La lógica de la contradicción ha sido criticada desde diversas corrientes de la filosofía política contemporánea por su inadecuación para pensar los conflictos prácticos de la vida social. Teniendo en cuenta los señalamientos más relevantes de la crítica post-estructuralista de la contradicción, cuestionamos la suposición de que sería necesario apartarse definitivamente de la dialéctica para lograr pensar sin mistificaciones la realidad de los conflictos sociales y políticos. ¿Es la única relación posible entre contradicción y política emancipadora la que implica la constitución de un sujeto completamente preso de las ilusiones identitarias favorecidas por cierto pensamiento dialéctico? ¿Se podría concebir otro concepto de contradicción que sea capaz de tener en cuenta sus efectos mistificadores y pueda servir pensar la complejidad de los procesos políticos contemporáneos?